Sueño de Benalmádena
Iba caminando por Pedro de Valdivia, lo que cuando era pequeño era el final de Temuco, donde estaba el terminal de la 3, hoy ha cambiado, incluso Javiera Carrera conecta ese barrio periférico con los barrios jai, como la Cataluña Campalau y poco más adelante con el mismo barrio inglés. Bueno, por el barrio vivía Juan Díaz, el bueno de Juan Díaz, un trabajador de mi viejo, con el que discutíamos sobre las cosas importantes de vida, el a sus 35 y yo a mis 12; quien era más grande si Frenando Ubiergo o Raphael, o si es mejor el Colo o la U. Calles de barro y mal viviendas que cada uno pudo construir. De pronto tuve una visión panorámica de la huerta valenciana, como si estuviera desde la casa de Ramón viendo la Pobla de Vallbona, pero no era la Pobla, era Benalmádena, en mi Andalucía querida. Estaba alojado en un hotel y había una convención de ancianos, por todos lados, veía gente mayor disfrutando del sol. Pasé por delante de la zona de restaurantes y me fui a la playa. Extrañamente el paseo marítimo estaba muy, muy alto respecto de la playa, mas alto que el malecón de la Habana. Había poca gente en la playa, yo iba caminando cuando de pronto, en cuestion de un segundo una ola gigantesca nos barrió a todos, yo pude mantenerme a flote, no se como pero lo conseguí, al fina la ola me dejó en nuevamente en un sector similar a la panorámica de la Pobla. Caminé por estrechas casas y termine en el patio de una que extrañamente me recordó a Amparo. Me socorrió de alguna manera porque sabía lo de la ola gigante, por todos lados se veían abuelos tratando de recuperase de donde los dejó el mar. Como pude, salí a la calle y buscaba la forma de volver al hotel o a casa. Pregunté a alguien por la parada del metro, o del tren, y de pronto me encontré en El Rincón de la Victoria, yendo de camino hacia la parada del autobús, como cuando trabajaba con Salvador. Entonces desperté.
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